Imagínate que estás conduciendo por un tramo aislado de la autopista 90 en el estado de Texas y te encuentras una tienda de Prada en medio del desierto. Este símbolo del lujo, presente en las calles más exclusivas de las principales ciudades del mundo, ha roto todo tipo de barreras para implantarse en medio de la nada.
Pero esta singular tienda no es real, a pesar del realismo con el que está construida, se trata de una escultura creada por los arquitectos y artistas escandinavos Michel Emgreen e Ingar Draget, creadores de la tienda que nunca abre, la construyeron en 2005 como crítica al lujo, y nunca sospecharían que once años después se convertiría en todo lo contrario.
La instalación situada a 60km de la ciudad de Marfa costó 80.000 dólares y estaba destinada a no ser reparada para que con el paso del tiempo se fuese degradando hasta volverse parte del paisaje natural,una muestra más de que el tiempo se lo lleva todo.
Es una reproducción sin taras de la tienda de Prada, firma de moda italiana creada por Mario Prada en 1913. Contó con el apoyo de la Fondazione Prada. El realismo es tan intenso que muestra mercancías reales como zapatos y bolsos cedidos por la propia Miuccia Prada que ayudó a los creadores de la instalación a pesar de que sabía que era una crítica a la industria del lujo.
Aunque su propósito dista mucho de lo comercial, a estas alturas el espacio está más cerca de ser meca de peregrinación para los seguidores de la firmas de lujo que de mofarse del consumismo estadounidense, por tanto la no tienda de Prada es parada obligatoria para todos los fashionistas que se dejan caer por las áridas llanuras texanas.
Un Besazo!