Si hay algo que recuerdo dulcemente es la ilusión que mi madre le ponía a mis cumpleaños…cada cumple inventábamos peinado nuevo, estrenaba ropa , y aunque los años 80 no daban para mucho, mi súper tarta de chocolate con casita no podía faltar nunca! Como no tengo hermanos, siempre invitábamos a muchos amigos y realmente conseguía que ese día fuera el más bonito del mundo para mí …
Es por eso que siento especial nostalgia cuando se acerca el cumple de Pablo, ya que quiero inculcarle a él todo lo que yo he vivido desde niña…¡ y lo estoy consiguiendo! Cada vez está más emocionado con su cumpleaños, eso sí, ya no mando yo, antes me desvivía por elegirle la temática de la fiesta y ahora ya decide él…
Hasta ahora siempre lo hemos hecho en casa, aunque seguramente está año será el último que podamos porque Pablo cada vez tiene más amiguitos, y ya mismo no cabemos!
Cuando ya tengo el tema de la fiesta, busco una colección que me guste, compro algunas cosas básicas y sobre todo algo que me encanta es una guirnalda bonita, a raíz de ahí reproduzco con cartulinas y otros materiales, elementos y personajes de la guirnalda creando así una atmósfera infantil llena de alegría y color, siempre con la ayuda de papá que además de hacernos unas fotos preciosas colabora en los cumples como el que más.
Los demás complementos los elijo conforme a los colores de la fiesta, no teniendo que ser de la misma colección, aunque mi debilidad en accesorios para fiestas infantiles tiene nombre propio, meri meri adoro todas sus colecciones.
Así que sinceramente disfruto mucho de los cumples de mi niño, porque el tiempo vuela, las edades pasan y los recuerdos siempre perduran…por cierto este año nos toca de Dinosaurios!
Un besazo!
